martes, 26 de junio de 2012

D8.

Quiero ser tus pestañas, para bañarme en tus lágrimas.
No quiero que me des la espalda, ni que me olvides para siempre, ni que te vayas de repente.

Tú no digas nada, cariño, pero eres lo más parecido a un hijo que tengo. Eres mis pequeñas ilusiones y mis grandes pérdidas de paciencia, mi mal humor, mi rábia y mi alegría, todo en uno. Eres un cúmulo de sentimientos que, pueden darme la vida o quitármela en un suspiro.
También soy lo más parecido a una madre, que tienes. Si no dime por qué mamá tiene que preguntarme a mí cómo te va el cole, si has echo los deberes, cómo llevas tus granitos, si te has curado, si has comido bien, si has bajado al parque, si te han vuelto a marginar en clase, si has dormido bien, si te has despertado de mal humor, si has querido desayunar... Desde que te cambié el primer pañal, qué digo, desde que te vi por primera vez, en brazos de papá, supe que serías mi pequeñín, aunque tengamos otro hermano.

Quién iba a decirme que me arrebatarías tantas cosas, tantas tardes, tantos días, tantas noches... A veces me paro y pienso en lo duro que puede ser para ti todo lo que ha ido pasando en tus pocos años de vida. Papá se fue, mamá trabaja mucho, con tu hermano no hacéis más que mataros, y tienes que quedarte, sí o sí, conmigo. Casi siempre me reniego, no quiero tener que cuidarte, no yo sola, no quiero comerme todos los marrones, pero vale la pena por momentos como éste, en los que me paro a pensar y, con un poco de suerte, cuando seas mayor, dirás "Ésta es mi hermana, y me ha criado."
Me encanta cuando no entiendes nada, y me gusta más cuando aprendes. Me gusta cuando te ríes, cuando imitas a personajes de dibujos animados, cuando me compraras con frutas, y cuando me pides que duerma contigo porque tienes miedo. Me encanta llamarte 'pequeño', o 'bebé', y que me digas que tienes 7 años, y ya eres mayor. Eres mi pequeño, y nunca te escaparás de serlo, no me importa que tengas 3, 5 7, 10, o 20 años. Te quiero con la vida, con la mano en el corazón. Te quiero a morir.

No es orgullo.

Un día quizás sí que tuvo fondo, quizás tuvo fondo ese pozo en el que caí, y en el que sigo ahogándome. Eres una copia barata de lo que quise y quiero. No eres nada más. Ella es una copia barata de mí, y ellos son mis substitutos, o lo que tú usas como tales. Eras mi locura, mi facilidad por lo difícil. Nadie llegó a imaginar que éste lazo se rompería, y mucho menos por motivos mortales, con nombre y apellido. Permite que te repita que te echo de menos quisiera con todas mis fuerzas matarte, olvidarte, olvidarme, irme, salir de aquí. Necesito, dejar de apretar los puños deseando partir ese puto muro que nos separa, para poder darte un abrazo y decirte cuánta rábia llevo acumulada por tu culpa, que siempre fuimos lo que somos, lo que éramos, lo que seremos y que nunca, jamás fuiste nada para mí.. Te quiero odio. Te odio con todas mis fuerzas.

De sueños, realidades. 1.

[...] Gisela se decidió a marchar antes de tener que verle la cara a su padre, aunque no tenía dónde pasar la tarde. Cualquier cosa con tal de no tener que soportar otro mediodía más los gritos de quienes le dieron la vida, pero especialmente él tenía la culpa de todo.
Se fue al chino de enfrente, y por suerte, estaban Sergio y Marco. Por suerte. Como no tenía qué comer, porque no se llevó nada de casa, prefirió gorronear las chuches de sus supuestos amigos, y digo supuestos, por la que liaron dos noches antes. Cada vez que Gisela lo pensaba, su vida se parecía un poco más a una película, una serie, una novela...
Sergio sacó el tema de la fiesta de Marta, de lo que tendrían que pagar para arreglarlo, y de cómo pensaban escaquearse de todo eso. La pobre Marta, que abrió las puertas de su casa a 10 supuestos amigos, y ni Gisela sabía cómo reaccionar ante tanta mala fe. Los chicos tenían planeado ir a casa de Marco a jugar a la consola, y como no tenía nada mejor que hacer, ella se acopló con la excusa de que hacía mucho que  no jugaba. Ahí le dejaron un ordenador, y pudo volver al chat, y conectar con Adrián de nuevo. Adrián. Cada vez que repetía su nombre, creía estar más loca. ¿Puede alguien enamorarse de una persona la cual no conoce? Ella sí, o eso pensaba. En realidad estaba segura de que sí.
adrián02: buenos días, pequeña!
gis007: ¿No crees un poco raro dar los buenos días a las dos de la tarde?
adrián02: ¿No crees un poco feo, no haberme dado los buenos días cuando tocaba?
Ni siquiera ella sabía qué le gustaba tanto de ese chico, chico de 20 años, pero chico. Ni siquiera era extremadamente cariñoso, ni cuidaba de ella, era imposible, y más por internet. Estuvieron dos horas hablando, ella de vez en cuando cambiaba el teclado del ordenador por el mando de la consola, hasta que al final él se decidió a dar el paso. El paso que ella esperaba.
adrián02: He estado pensando, y si te parece bien, podría acercarme un día de éstos al centro, para conocernos en persona... Si te parece, claro...
¿Que si le parecía? o único que le parecía es que 7 meses hablando, y 4 y medio enamorada de él, había sido esperar demasiado ese  momento.
gis007: Bueno, parece que al fin te has decidido a verme, ya era hora, ¿No?
adrián02: Esque sé que te mueres de ganas de verme la cara
gis007: Oh, míralo, qué creído él!
adrián02: Sabes que es verdad
gis007: No te lo creas tanto...
adrián02: Está bien, pues no me bajo
gis007: Sí, bájate, te voy a dar el placer de conocerme cara a cara.

18.

"No puede ser, es imposible que todo me pase a mí. No entiendo como puedo tener tan mala pata de que todo me pase a mí, ¿Porqué ella? ¿Qué ha echo mal? Sólo tenía 65 años, y ha tenido que morir por culpa de un accidente. Una maldita moto, con un maldito adolescente que conduce como si estuviese en una carera del mundial de motociclismo. Odio a toda esa gente que no piensa lo que hace, y más los odio ahora. ¿Y él? Ni un rasguño, nada, pero míra a mi abuela, ya no podré verla más, ya no podré volver a visitarla, ni llevarle su tarta favorita para su cumpleaños. Querido diario, la vida es dura, qué digo, la vida es una mierda. Se llevan a los inocentes, dejan aquí a los malos, y siguen matando, siguen haciendo el mal... Y que vuelvan a preguntarme por qué soy atea."

Laura estaba echa polvo, se sentía desconsolada y deprimida, había perdido a su madre, y, por muy mala qu fuese a veces, tenía corazón, sentimientos, y cariño hacia su família. La muerte de la abuela de Gisela iba a cambiarlo todo, o eso pensaba ella.
Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue sentarse en el escritorio, para volver a encender el ordenador. Tenía que contarle a Adrián lo que había pasado, sólo le tenía a él. Adrián se comprometió en acompañarla al entierro, si ella quería, y ella aceptó. Quedaron para conocerse al día siguiente, miércoles, ya que el jueves era el entierro, y así ya se conocían.

Miércoles, 4 y media de la tarde, en el centro de Madrid. Gisela había tardado horas en ducharse, cambiarse 20 veces de ropa, para estar guapa, maquillarse... al final fue con el vestido que le regaló su abuela, sin maquillaje, y con una horquilla en forma de libélula que le apartaba el pelo de la cara. Estaba asustada, no sabía qué podía encontrarse ahí. Él le dijo que era moreno, tenía el pelo corto, como un chico normal, era alto, tenía los ojos marrones.. sabía poco del físico de ese chico, muy poco, en realidad. Se sentó en un banco, para que la espera se le hiciese más corta, cuando de repente, por uno de los callejones que terminaban en Plaza, apareció Boke. Boke, en persona, el famoso Boke, al que cada vez mas personas conocían. Ella se levantó como acto reflejo, y luego volvió a sentarse. Boke iba solo, y no hacía más que mirar el teléfono. Se acercó a éste al oído, y sonó el de Gisela. Era Adrián, ella sonrió, y lo cojió. Le cayeron dos lágrimas, cuando escuchó voces dobles, el que hablaba por teléfono, era la misma persona a la que ella llevaba años admirando, y escuchando sus canciones todas las noches. Con la de veces que habían hablando por teléfono, ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¿Porqué él no se lo dijo, sabiendo que ella amaba a 'Boke'?
Se levantó por segunda vez del banco, y le dio dos besos. No sabía qué decirle, él sonrió.
"Tú no eres como él" le repetía constantemente a Adrián, para hacerse la difícil. Claro que no era como él, era él, en primera persona, en carne y hueso.
Se le olvidó por unos segundos todo el percal de su abuela, se le olvidó la traición de Marta. Esa traición que dejó de serlo justo cuando ella, conoció a Boke en persona, y no sólo eso, iban a verse muchas veces más, incluso intentarían tener una relación seria, según lo que habían hablado.