miércoles, 31 de octubre de 2012

Todo ha cambiado, mi vida  ya no es la que era,
cambié mi felicidad por pena, y no porque quisiera,
me tocó crecer, llorar, discutir, y plantarle cara
a la felicidad que va delante mío, y la alcanzo descalza.
Me duelen las rodillas, hoy no puedo levantarme,
salgo de la cama sin motivos que me armen
de valor para sentirme fuerte y ir hacia adelante
y que no me digan 'adiós' en el momento que se cansen.
Pienso en ti, en ti y en la sal que cubre tus labios,
en la felicidad que hay en las palmas de tus manos,
sonrío tontamente, me siento imbécil,
abro los ojos, me despierto, me arrastro como un reptil.
Si no soy nadie, dime por qué existo, y para quién,
si hace años que ni siquiera sé sentirme mujer
estoy cerrada de alma y corazón, he perdido amistades,
me quedé sola en un andén en el que no conozco a nadie.

Passat.

Cada vez te pierdo más, te voy sintiendo más lejos,
luché contra tu orgullo, y no conseguí moverlo,
disparé contra tu pasotismo, y no sirvió de nada
y hoy estoy dispuesta a todo, con tal de que me escucharas.
 Ahora entiendo que fue en vano toda ésta jodida lucha,
mandé a la mierda tu desprecio, y volvió, el muy hijo de puta,
años pendiente de ti, llevaba siete
lloraba cada noche porque no querías verme.
Me mataste tantas veces, ni siquiera te importaba,
tampoco te importo ahora, pero restas importancia,
ya estoy harta, a veces no quiero saber de ti,
hay veces que imagino tu reacción al verme morir,
y lloro fuerte, supongo que tampoco es para tanto,
el primer amor, el primer beso, al fin y al cabo ya es pasado,
mi vida cada día es más difícil, de verdad,
dices que entiendes lo que siento, pero tampoco haces nada,
pienso que quizás no sabes darle amor a una mujer,
o sabes, pero piensas que yo no soy suficiente.

lunes, 29 de octubre de 2012

Soy de las que, cuando dicen 'para siempre', es 'para siempre'.

"Estoy, sentada en la esquina de la cama, 
pensando en qué voy a hacer para irme de ésta casa,
mi familia ya no vale nada
y mi única ambición es acariciar tus manos y tu espalda.
Ya perdí mi tren, me pasé de estación, y como veis,
también he perdido la fe, entre éste abandono, desprecio, y dolor.
Una calada de algo denso entre tus labios de marfil
para sanarme de ésta angustia que me lleva al elixir."

martes, 23 de octubre de 2012

'Yo no sé vivit sin ti, y tú sin mi espero que igual.'


Cuando alguien está triste, suele escuchar canciones tristes, parece que sea para machacarnos, pero en realidad es para sentirnos menos solos, y identificados con 'alguien'. A todos nos deprime más escuchar canciones tristes, es lógico, pero ¿Sabes? En la mayoría de canciones, cuando están hablando de que se suicidarían, de que sus vidas son una mierda, y demás, suelen decir algo sobre el 'apoyo familiar', algo del palo 'si no fuese por mi família' o cosas así. Vale, ¿Y mi família? Mi padre nos abandonó y no quiso saber nada más. Mi madre, desde que tiene novio, ya no mira por nosotros. Voy a cumplir 20 años, y ni siquiera tengo dónde estudiar, porque vaya dónde vaya, ella siempre encuentra pegas. Sólo mira por ella, por su novio, no se da cuenta de que tiene tres hijos, eso sí, a mí me ha estado utilizando de chacha desde que se fue mi padre, con la excusa de que no estudio. Claro, si no me ayuda ella, ¿dónde busco ayuda?. He trabajado, claro que sí, pero de poco me sirve si de 150€ semanales sólo podía quedarme con 20, y además, tenían que ser para comprarme ropa, y 'lo que necesito, porque claro 'como tienes dinero, no te compraré yo las cosas'.  Mi casa es un infierno, sólo puedo pensar en irme, irme de aquí en cuanto antes, pero así es imposible. Tengo demasiados problemas, problemas de todos los tamaños y colores.
Yo también tengo mis caprichos; Los conciertos. Creo que hasta ahora es lo único fuera de lo normal que pido; No soy de las que piden bolsos ni zapatos nuevos cada dos por tres, no voy a la peluquería, no me hago la manicura, no hago nada, sólo voy a conciertos, y no puede decirme que no -poder sí que puede, pero voy igualmente-. Luego también podría parecer un capricho el echo de ir a ver a mi novio algunos fines de semana, que sólo hace un mes que voy, pero bue,no, en realidad no es un capricho, es el único contacto que tengo con gente de fuera de casa, ya que peyas es como si fuese de aquí, y Tania lo es directamente. No puedo -ni quiero- centrarme en mi família, sí, es la que me ha tocado, pero no me gusta, y claro que los quiero, pero a veces pienso que es porque no tengo más remedio.

Me faltan cuatro piezas; Una irrecuperable, una prefiero no recuperarla... Y las otras dos... Tampoco voy a recuperarlas, pero digamos que 'están vivas'.

"Dicen que odia a las personas, y habla con los animales."

A veces me pregunto por qué, pero necesito que me despiertes arrancándome el piercing del labio, que me frotes la cabeza contra mi tobillo -porque no llegabas a más- para medirme de comer, mientras soltabas algún 'te quiero' en idioma gatuno. Yo sé que me querías, al menos eso quiero pensar. Dependías de mí, mientras estuviste conmigo me hiciste feliz. No me dejabas maquillarme, te comiste el cargador de mi portátil, el del móvil, te comiste también mi comida, agachándote sobre la mesa. Saltabas por el mueble de la tele y ponías de los nervios a mamá. También la ponías de los nervios cuando tirabas el árbol de navidad. Nadie entendía que sólo tenías tres meses, eras preciosa, eras mía, dependías de mí.
A menudo me apetece tener que cerrar la puerta para que no entrases en la habitación mientras me vestía, ya que a la que veías un trozo de ropa moviéndose tenías que ira por él. Y a por mis pies. Me has dejado  cicatrices, tanto en el corazón como en los brazos, eras una bestia, pero te echo de menos. Ella también era una bestia a veces, y la he querido más que a nadie. En realidad estabais conectadas, tú eras un gato, y ella amaba a los gatos. A veces lloro, y pienso que no tiene sentido llorar por ti. Sé dónde estás, no quiero ir a verte. No soportaría que no me reconocieras, y sé que no lo harías, así que no, no puedo, pero te necesito. Es una contradicción, no me atrevo a enfrentarme a ti, ya no tengo ningún bichito peludito, ya no podrías pelearte con Alice, ella tampoco está, ella me falló, murió por ahogada por comerse una tuerca, ¿Tú te crees? Con la de comida que tenía... Tú no me fallaste, me falló Antonio, con la terrible alergia que te tenía, le salieron quistes en los ojos y todo, creo que aún no se le han ido, pero sinceramente, no me importa, es una deuda que siempre tendré con él. Yo te quería más a ti que a él, por raro y cruel que parezca, pero no voy a mentirte, a Alice también la quería muchísimo, quizás hasta más, pero claro, la tuve muchísimo más tiempo que a ti...
A Alice le hablaba de ti cada dos por tres, era un conejo, no me hacía caso, sólo holía con esa gracia que tenía ella, y con esas orejitas caídas, que se las pisaba cuando saltaba, y parecía tonta. No sabes las horas que pasé con Alicia mientras se ahogaba... no sabía qué le estaba pasando, la grabé, porque no sabía qué e pasaba. Sólo hacía dos días que le salieron las mamas, claro, estaba embarazada. No  me importan los conejitos que llevaba dentro, me importaba ella, me importaba que era lo que me quedaba, y la perdí. No pude verla morir, la vio mamá, yo cuando vi que estaba en las últimas me encerré en la habitación, suerte que no la vi. Yo, que si veo morir a alguien (que no conozco) me quedo empanada, y no sufro para nada, y cuando vi que estaba enferma quería morir con ella.
Te echo de menos, Tábatha, te fuiste cuando se fue también alguien que necesitaba. Te necesitaba a ti, necesitaba a Alice, y la necesitaba a ella. Os perdí a as tres, por eso dejó de importarme el resto.
Ahora tengo una cotorra, se llama Lola, le he hablado de vosotras, y ella sí que me contesta. Me piropea, tiene mucha gracia caminando, y cuando vuela activa el 'modo ventilador', es increíble también, aunque contigo no se llevaría bien, tú intentarías, y conseguirías comértela. ¿Sabes? Lola come de mi lengua. Y da besitos, y sigue el ritmo que marco con mis dedos... Pero no es como tú, no me mima, es como un muñeco a pilas, ya está enseñada, sabe hacerlo todo ella sola, me he perdido la gracia de enseñarle, que es lo que más me gusta de los animales, pero bueno, la tengo. Mamá también pierde los nervios con ella.
Siento no tener los ovarios suficientes para ir a verte, lo siento si te hago pensar que no me importas, supongo que es lo que pensaste cuando vino Santi a buscarte. Yo pensaría mal de mí, pero lo siento, no puedo, no tengo valor.

Te quiero, Tábatha.

lunes, 22 de octubre de 2012

Por mucho que llueva.


Muchas personas son frágiles, y más lo son los sueños
los construyes en tu mente, y te derrumbas con ellos
es difícil aguantar de pie después de tantos golpes
soy de las que necesitan una hermana de soporte
Por tener tu confianza mataría, y por tus manos
rompería los obstáculos, no creo poder saltarlos
Tengo sueños por delante, pesadillas en la espalda
deseos que no se cumplen y doce plumas pisadas.
Luego me sigue una voz a todas partes donde vaya
después de cada verso tuyo, soltaré una lágrima,
creo que tiene vida propia, la manera en la que hablas
y en fantasías seguiré siendo musa de tus palabras.
Pero pierdo el amor por cada hueco entre mis dientes
mientra escribo esta canción y sangra tan fuerte mi mente.
Hasta la polla me tienes, hasta el coño de tanta espera,
hasta el moño de gritar "te quiero" y no obtener respuesta.
Echo de menos que me abraces, y que me pidas cosquillas,
que me digas lo pesada que soy, cada puto día,
que hagas de grillo en mi espalda, y que me tomes por imbécil
necesito regalarte muchas historias pendientes.

Eras la cadena que me ataba a mi camino,
te fuiste, perdí el rumbo, y casi todos mis amigos
dejé de buscar apoyo en los demás, me quedé sola, porque quise,
ya no sirve de nada lo que grite.
Le di la espalda al mundo, no supe en quién refugiarme
pero siempre hay alguien que tiende su mano, y lo encontré en la calle
me enamoré de nadie, y creo que estoy perdida, sin ti,
y aún así, seguiré adelante con él, y las pocas ganas que tengo de seguir.

[...]

Me cuesta dormir, estoy cansada,
enciendo la luz, y topo con tu nombre, cara a cara,
las huellas no borran por mucho que llueva,
y por mucho que llore yo, parece que tu olor, me pone a prueba.

De camino a ti.

Bien, me duele la mano -el dedo meñique- pero escribiré igual, porque si no no se me pasa el tiempo. Vuelvo a estar en la parte alta de un tren, con el mismo destino que la última vez que escribí -y que la penúltima-. Hoy empiezo a escribir en Sants, ya que hasta Clot he ido con Gloria, y cuando he subido a éste tren, estaba vacío -exactamente igual que la otra vez- y me he dedicado a rallar un par de cosas en los cristales del vagón. Mi nombre, su nombre, y el nombre de mi pequeña; Tania. Su nombre acompañado de un corazón, hacía años, pero años que no escribía el nombre de un chico, en un sitio que pudiese verlo todo el mundo, acompañado de  un corazón. No ha parado ni dos veces el tren, y ya está lleno, gente rara, pero yo no puedo concentrarme en el resto de personas sabiendo que voy a buscarle a él. Creo que es el trayecto más largo del mundo, o eso parece, cuando fui a Francia se me hizo mucho más corto...


(La foto es mía, no es de internet.)

En tu piel.

'[...]Me haces fuerte, me haces frágil, me destrozas cual cristal
en tus ojos me hago grande, y en los míos; Una mas.
Cuando te vas, me matas, me desvelas,
más tarde vienes, me abrazas, y mando todo a la mierda,
me superas, eres más fuerte que yo, y que mi orgullo,
no supero mis obstáculos, yo quiero superar los tuyos. [...]'

Aids.

martes, 16 de octubre de 2012

Podía ver como la sangre traspasaba la sábana blanca que le habían puesto por encima. También veía la cara de miedo de la gente de alrededor, y la naturalidad con la que los forenses levantaban la sábana y miraban a la pobre anciana, encharcada en sangre. Primero, le vi la mano. Estaba morada, rojiza, blanca. Era una mezcla de colores, se veía que era una señora mayor porque, incluso de lejos, se le veían manchitas azuladas, típica de las personas mayores, causada por la mala circulación de la sangre. Y las arrugas. Y los huesos de los dedos. Me acerqué al policía que tenía más cerca, y le dije que estoy estudiando servicios funerarios, tanatoestética y tanatopraxia, concretamente. Dejó que me acercara un poco más, y se puso a hablar con un señor de negro. No iba trajeado, pero iba de negro. Tampoco sé cual era su especialidad, no sé si era forense, policía secreta, o qué. Si miraba arriba, en el tercer piso -de dónde cayó, o se tiró la señora- había tres chicos; Uno tomaba fotos, tanto a la baranda, como al suelo, como al cadáver, desde arriba -aunque no se veía, porque estaba la sabana blanca.- Otro tomaba huellas, con un pincel blanco, y unas tiras de celo más grandes de lo normal. El otro no sé qué hacía, pero los tres llevaban mascarillas en la boca y la nariz. La chica que llevaba la libreta, y escribía todo lo que veía, levantó  la sábana cuando yo estaba más cerca, la vi perfectamente, la parte de atrás de la cabeza estaba destrozada, el pelo negro se teñía de granate. Coágulos de sangre entre el pelo. Tenía que saber si conocía a dicha señora, quería saber de quién se trataba, pero, a pesar de ser mi vecina, parece que no la había visto antes.Lo primero que pensé -ya que la baranda es bastante alta, y la señora bastante bajita.- es que seria la señora de la limpieza, se habría subido a una silla para limpiar los cristales, o la madera que había sobre el cristal, que se veía perfectamente desde abajo, y por culpa de  un mareo, o si lo tenían, un animal de compañía, se cayó hacia abajo abriéndose la cabeza. No lo sé, tampoco encontraban a familiares, ni amigos de la señora, por eso se me ocurre que no fuese vecina, realmente.
Ha sido una experiencia. Ahora tengo, más claro que antes, que no me da ningún miedo, y que no me importaría, para nada, dedicarme realmente a eso. Quiero hacerlo. Sé que puedo, a diferencia de la mayoría de la gente corriente.

lunes, 15 de octubre de 2012

Como si estuvieses en tu casa.

Antes de nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué, y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El interruptor general de corriente, está conectado a cada una de tus sonrisas, intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú, y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador, sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a éstas alturas ya no nos fabrican ni los recambios. (...) El resto no sé, supongo que está todo por hacer, encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobretodo al principio, alguna reforma en fachada y estructura. Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos. Dime que intentaremos toda una vida.

Desde el momento en que entraste por la puerta de mis ojos, ya era una locura.


Ésta madrugada va a hacer un mes exacto desde que, oficialmente, estamos juntos. 
Antes de estar oficialmente juntos, ya habíamos ido más de una vez cogidos de la manos por la calle, -y más de dos- y hacía también semanas que podía besarle delante de la gente, cosas que parecen tonterías, pero la tonta soy yo, que me cuesta bastante hacer todo eso delante de la gente. 
Llevaba muchísimo tiempo necesitando de alguien como él, que hiciera el más mínimo esfuerzo para quererme, o para aceptarme como soy, ya que no soy la típica chica común, fina, y con modales -que tampoco soy una maleducada, pero quien me conozca, me entenderá- que cualquier madre quiere para su hijo. Él sí que hace para quererme, y parece que no hace un mínimo, sino que me da la sensación de que hace mucho más que eso, aunque a veces no entiendo el porqué, pero me gusta poder pensar de vez en cuando, que soy algo para alguien, y mejor aún si soy algo para él.
Me gusta cogerle de la mano, me encanta abrazarle, y lo que más me gusta, es besarle. Me gusta su boca, me gusta su lengua, y me gusta el 90 por ciento de él. Me gusta cómo me trata, cómo me habla, cómo puedo confiar en él -desde hace mucho más que un mes-, cómo me mira, y sus tonterías, cosa que se le da mejor que cualquiera de las anteriores. 
Ya lo he dicho anteriormente, en otros textos, entradas, o como queráis llamarlo. Es el tipo de chico que siempre había querido, tiene todas las pequeñas cosas que me gustan, hace cosas que me encantan, y a la vez es curioso, hace cosas que jamás hubiese imaginado, y que también me gustan, y es un 'friki', de dibujos animados, cosa que también me encanta, porque a veces -casi siempre- pienso que sigo siendo una niña, y me encanta serlo, pues también me gusta que 'a mi chico' le gusten criaturadas de esas. 
Me acuerdo de la primera vez que le besé... Tenía tanto miedo como ganas de hacerlo, desde que le conocí, tenía claríssimo que no iba a enamorarme de él, es más, puse muchísimo empeño en no enamorarme, y lo conseguía, hasta que volvía a verme y me jodía los planes. El día que me besó por primera vez, pensé que había fastidiado mis planes -en eso acerté bastante- y que no volvería a besarle, para no enamorarme 'del todo' y hacer las cosas más fáciles. Volví a verle, volvió a besarme, y mandé a tomar por culo todos esos planes inútiles que tenía de no enamorarme, porque ya era tarde, y sólo tenía dos opciones; decirle que no quería verle más, y perderle, o dejarme llevar, y que vaya surgiendo. Me burlé de  la primera opción.
Desde entonces pensé que me favorecía estar con él, que cuando estábamos juntos, podía incluso llegar a ser más guapa -cosa que él nunca sabrá, porque lógicamente, sólo me ve cuando estamos juntos- y que ir cogida de su mano podía protegerme de cualquiera.
Un mes, sólo uno de todos los que vamos a estar juntos, es el principio de algo que, por narices, tiene que llegar lejos, porque lo mejor está por llegar -y aunque cueste admitirlo, las cosas malas también llegarán-, y tenemos demasiadas cosas que vivir. Te quiero, Dani.



'Tú sabes todo de mí, sólo mirándome a los ojos.'

viernes, 12 de octubre de 2012


Dos años. Necesito ser alguien, necesito creerme alguien, dejar de fingir. Necesito ser yo misma y no sentirme mal por ello, sólo puedo contigo, también por eso te quiero tanto. Necesito mirarme al espejo y no darle importancia a lo que veo. Poder vestir con vestidos bonitos, y sentirme bien, pero no, a cambio de todo eso, doy pena. Pena de penosa, no de 'pobrecita'.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Y tú sin poner pegas.

Me llamo Aida, tengo 19 años, y sobrepeso. Tengo los ojos marrones, el pelo -natural- castaño, y las uñas siempre de colores. Me gusta la forma de mis ojos, pero sólo la forma, y la de mis labios. Tengo la nariz grande desde que me operaron, inexplicablemente, y es lo único que no me gusta de mi cara, -a parte de la papada- por eso lo 'escondo' con un piercing. Tengo los brazos de chico, cuando tengo que utilizar muletas o silla de ruedas -ya no es tan a menudo, por suerte- tengo los brazos que muchos chicos querrían, cuando no, tengo los que cualquier chica odiaría y se avergüenza de ellos. En verano no puedo llevar tirantes. Ni pantalón corto. No más corto de por encima de la rodilla, COMO MUCHO, y ya me sienta mal llevarlo. No tengo un cuerpo bonito, ni una espalda bonita, ni unas piernas bonitas. Es bastante difícil ser como soy. Es bastante patético darse pena a uno mismo cuando te miras al espejo, pero ésto es lo que soy, no soy ni más, ni menos.
Rascar hasta que me duela la cabeza. Hasta queme lloran los ojos, y se me pone la cara roja. La sangre, supongo. Si toso me duele más, lo evito. Evito muchas cosas. Evito respirar, parece que funciona. Y los mareos sólo son parte del juego.

lunes, 8 de octubre de 2012


Todos los corazones están echos de cicatrices.

Dans mon silence il n'y a plus que 'toi'.

Rien ne pourra m'arrêter, je t'aime, seulement à toi.




6 de octubre. 

Estoy en la parte alta de un tren dirección a dónde ya debería estar. Sola. Parece que no hay nadie más en el vagón, por ahora, quizás abajo, pero el único sonido que se percibe es e chirrío de las 'ruiedas' con las vías, u el viento, como en las películas de terror. Aquí, ahora, todo es negro, es lo que pasa cuando sales de Paseo de Gracia, un túnel interminable hasta la próxima parada. Todo oscuro, excepto las luces, que intentan imitar a un flexo, justo encima de mi libreta, con las bombillas amarillentas. No quiero que nadie más suba al vagón, quiero vivir éste Negro sola. Un Negro a todo color, eso es lo que pasa cuando eres feliz, por muy negro que sea, por muy oscuro que esté físicamente, diminutas manchitas de colores vivos sevan dilatando hasta llenar todo ese negro, y convertirlo en Arco iris. 'El mundo de yupi', o, siendo más modernos, 'El mundo de Todd'. No es el mismo negro que el del libro.
Acaban de subir dos parejas a mi vagón. Una de ella de jóvenes, parece que son ingleses. El chico es moreno, y lleva una barba sin afeitar que prefiero no tener que compararla con nada, y ella, rubia, con los ojos claros. Creo que son verdes. Barcelona está llena de 'guiris', no me molestan, ni les critico, pero es así, está llena de gente de otros países, caminas por las aceras, y de cada 10 personas que te encuentras, 6 son de otro país. La joven de los ojos claros me está grabando. Me tapo con el pelo, a duras penas, porque hoy se me ha ocurrido la brillante idea de ponerme una diadema. No sé qué dice mientras graba, algo de escribir, es todo lo que entiendo. También graba el paisaje, y a su novio -o marido- mientras no deja de decir cosas, sonriendo. Parece que se lo pasan bien. 
Ya hace una parada que entran los rayos de sol por la ventanilla, y a diferencia de los guiris, éstos sí que  me molestan, porque me deslumbran la libreta, y no veo bien, encima ésto se mueve mucho, y temo llegar a casa y no entender nada de lo que he escrito. Ahora sólo espero llegar a esa parte del trayecto en la que se ve el mar, parece que vuele sobre él, incluso si me esfuerzo, puedo llegar a sentir el olor a sal. Sal, como su boca. Le saben los labios a sal, él es mi sal. Se come un chicle de menta, y nada más 10 minutos después de deshacerse de él, ya le sabe la boca a sal. Es mi sal, mi mar, mi azul. Me gusta adjudicar colores y números a las cosas y personas. Con Rosa ya lo hacíamos. Ella era el color rosa -obviamente- y yo era el turquesa. Ella era el número 10, y yo el 2. Nunca me ha gustado ser la primera, prefiero ser la segunda. Tengo mis motivos, aunque hay gente que me dice que no son muy razonables, en fin, no me gusta que intenten cambiar mi forma de pensar. Ahora ya no, ahora quiero -necesito- ser la primera para no perderle. Ese es realmente mi Negro, y no el del túnel. Es mi Negro similar al de Leo, y temo a que llegue. El Blanco es miedo, el Negro es odio, rabia. Yo he tenido las dos cosas. Cuando Álex estaba en coma, tube un par de meses de Blanco, húmedo a causa de mis lágrimas. Sabía hacer pocas cosas, además de llorar, incluso había días que no iba a clase. Ese blanco también tenía manchas negras de vez en cuando, y me daban ataques de rábia. Me sentía tan culpable...
Cuando mi padre nos abandonó, conocí más de cerca al Negro. Ninguno de los dos colores me gustan, para nada, aunque prefiero sentir el Blanco, y vestir en Negro. Siempre intento vestir de negro. He tenido épocas en las que no tenía ropa de otro color, justo ahora estoy comprándome poco a poco ropa de colores, aunque no he superado para nada el motivo por el cual visto de negro. Ese es otro tema que prefiero no tocar.
Éste chico es mi ángel, es increíble. Gavà. Justo en el momento en que iba a dejar de escribir, por el cambio de tema de la ropa negra, coge y me llama. Tiene ese poder inexplicable de hacer las cosas mucho más llevaderas, cosa que se agradece muchísimo. Le quiero. Todo ha sido muy rápido -o es que yo soy muy lenta-, pero le quiero, más que a nadie, es más importante su sal, que la que le da sabor a todo lo que como. Comida.
El tren está lleno de gente, ésto empieza a parecer una lata de sardinas, y yo ni siquiera me he dado cuenta de cuándo se ha llenado así. La pareja de ingleses ya no está, pero hay cuatro niños -que no sé de que país son- de menos de 13 años viajando solos. Ya llegamos a la playa, la veo de lejos. Tengo ganas de que lleguen esos 2 ó 3 minutos en os que parece que pueda ver el fondo del mar. Los destellos que salen de cada diminuta ola provocada por el viento -el mismo que antes intentaba dar miedo-, rozan tantísimo la perfección que parecen echos con el photoshop. Los más distantes, simulan constelaciones.
El azul del mar, no se mezcla con el del cielo. Hoy no. El del mar es mucho más oscuro, y se distingue perfectamente del cielo. Platja de Castelldefels. Palmeras, arena, y veleros que me recuerdan a los que Silvia pintó en el cuadro que le hizo a Leo. Azul. No puedo sentirme sola con tanto azul rodeándome, ni siquiera llevando dos horas de trayecto en tren sin acompañante. Mi sal turquesa debe de estar ya esperándome en la estación. Me encanta cómo las olas chocan suavemente contra las rocas, y cómo se derriten al tumbarse en la orilla, con los bordes espumosos, convirtiéndose en nada. ¿En Blanco, o en Negro? No lo sé, en 'nada', simplemente. En Blanco, quizás.  
No me gustan los túneles. Me cambian el azul por el negro, y la luz del sol por la bombilla amarillenta. Parece la lámpara de mi habitación un día de cada día a las tres de la madrugada. La libreta está fría. Normal, teniéndola encima del aire acondicionado. Sitges. Vuelvo a quedarme completamente sola en la parte de arriba del vagón. Totalmente sola, con el bolígrafo de la empresa de mi madre, la libreta que me regalaron en el concierto de anoche, y el Azul que me acompaña indirectamente. Tengo ganas de llegar ya a Vilanova, y encontrar en la estación, esperándome, a -espero, deseo con todas mis fuerzas- la persona que va a acompañarme el resto de mi vida. Mi sueño.
Me he encariñado demasiado con ese libro, ahora muchas de las cosas que hago, digo, o pienso, giran entorno a él. Más azul. A veces tengo la sensación de conocer a Leo, Silvia, Nico, y sobre todo, al Soñador. Me gusta el Soñador. A Beatrice no la conozco. Ella sólo sería la chica a la que envidio, aunque no existe. 

Acaba de llamarme. Ya estoy en la estación y él está ahí. Me mira serio. Le miro seria. Intento que no me salga de la boca esa sonrisa tonta de la que tanto se burla. Se burla siempre de mí, pero a veces incluso me gusta. ¿Soy rara? Quizás, pero no me importa que encuentre graciosos mis actos, mis gestos, o mis reacciones, siempre y cuando acompañe sus burlas de un beso, o de un 'te quiero'. ¿Qué más me da, si se ríe o no, si me da la sensación de que va a seguir queriéndome? Pues ya está. 
Me besa. Un beso 'pequeñito', para empezar el día. Me da la mano, y luego me besa bien. Esperamos al autobús que nos lleva a su casa, y me dice que me ha echado de menos. Le quiero. ¿Cómo puedo pensar en un Blanco, o un Negro, si tengo todos los demás colores dentro de él? Mi pequeño, mi potecito de sal, mi alegría. 
Nunca me he enfadado con él, aún. Una vez me sentí mal por él, pero no me enfadé, al contrario, me sentí tan mal porque pensaba que él estaba realmente enfadado, y me derrumbé.  Se me pasan demasiadas cosas malas por la cabeza, y luego pienso, y él no es así. Él no es como los demás, él no se enfada por éstas cosas, él me entiende, me quiere. ¿He dicho que me quiere? Es la primera vez que digo que un chico me quiere, pero bueno, es el primero en tantas cosas, que por una más no pasará nada. También será el último. Tendría que dejarle yo, para que no fuese el último, y tiene que pasar algo muy fuerte para que yo deje a la persona que más quiero, que más me importa, y a la que más he querido, quizás. Ahora mismo está por encima de tanta gente, que a veces pienso, y no me importaría irme a vivir con él a Canarias (Por decir un sitio, quiero referirme a 'muy lejos') y ver a mi família sólo un par de veces al año. Creo que no me importaría, quiero que él sea 'mi família'.
Anoche, volviendo a casa, el tren tenía una ventanilla rota.  No estaba del todo rota, sino que había quedado con la misma forma que las alas de una libélula. El mismo 'estampado', el mismo brillo, la misma belleza,... Parecía igual de frágil. Es curioso que, un cristal roto, pueda recordarte a algo tan bonito...

miércoles, 3 de octubre de 2012

Blanco.

Yo no soy como Leo, a mí el Blanco no me da miedo, pero no me gusta, y además me agobia. Me agobia la sensación de no pensar, de no tener nada que hacer, de no saber, pero al contrario que Leo, yo soy débil, no sé combatir esos miedos, esos momentos. 
Lo que estoy sintiendo ahora no es blanco, no sé lo que es, pero me recuerda al blanco, me da la misma sensación. Esa sensación de miedo al vacío, quizás es el miedo a que llegue realmente el dicho blanco.Yo, como Leo, también tengo a mi 'Beatrice', pero ni es una chica, ni se llama Beatrice. Leo no conoce a Beatrice, al principio (lo que llevo de libro) no habla con ella, todo lo que sabe de su 'amada' lo sabe por boca de Sílvia. Yo sí que conozco a mi Beatrice, se llama Dani, y es una especie de sueño. ¿El sueño del que siempre habla Leo? Pues yo sí que lo he encontrado, y  no he tenido que buscarlo. Antes de conocerle, yo tenia sueños también, tenía aspiraciones, tenía esperanzas, pero al conocerle a él, la mitad se transformaron en arena diminuta y se convirtieron en él. Ahora en todos mis sueños está él; Irnos a vivir juntos, tener mascotas, casarnos, tener hijos,... Yo lo uno todo, y digo que mi sueño es él, termino antes, y además no estoy mintiendo. No sé si podré seguir mi sueño a rajatabla, pero tengo un motivo para intentarlo; mi sueño, él.
Pero detrás de cada sueño hay una pesadilla. Eso no lo dice Leo (Al menos no por ahora), eso lo digo yo, porque es lo que creo. La pesadilla de mi sueño, es el miedo.Es todo demasiado bonito, lo ha sido desde antes de quererte, todo demasiado sencillo, delicado,... No sé cómo lo diría Leo, para que lo entendierais, yo no soy escritora, ni creo que vaya a serlo nunca, así que no esperéis de mí que se me entienda todo lo que escribo. 
Leo, cuando iba a entregarle la carta a Beatrice, tubo un accidente con la moto, y no pudo dársela, yo creo que esa es una de las pesadillas. Otra de las pesadillas es cuando va al hospital, a dejarle la carta nueva, y no la reconoce de lo demacrada que está por culpa de su enfermedad. Así no se puede tener un sueño, yo me derrumbaría. Si ya me derrumbo con mis miedos, y mis inseguridades, imagínate así. Mi blanco ahora mismo es ese precisamente; mis miedos. Como decía antes, es todo tan bonito que a veces me despierto y aún me paro a pensar en si todo es real, o lo he leído. En serio... Supongo que es normal tener esos miedos, el miedo a la pérdida de tu sueño, de alguna manera es el mismo miedo de Leo. Él tiene miedo de perder a Beatrice, yo tengo miedo de perder a Dani. Él tiene motivos, Beatrice está enferma, se pasa la vida de hospital en hospital, pero yo... ¿Qué problema tengo? Dani me dice, y me demuestra que me quiere. Dani me abraza, me besa, me arropa, me acaricia, e incluso en algún momento determinado, de alguna manera que ni yo misma sé, consigue emborronar un poco mis complejos y mis defectos. Ojalá supiera cómo lo hace, apuntaría la receta y la enseñaría al mundo, para ver si alguien es capaz de borrar todo ésto por completo. 
A veces pienso que no soy nadie. O nada. Siempre es él el que recuerda que soy alguien, y si no lo soy, que soy suya, que es suficiente. Pero sigo teniendo miedo, quizás hasta más.Porque piensa: ¿Y si dejo de ser suya? ¿Y si deja de ser lo que es? Todos los chicos con los que he estado, han terminando aburriéndose de mí, y la mitad han terminado por no ser nadie, pero él... Él es demasiado para convertirse en 'nadie' ¿Y si deja de quererme? No quiero pensar que eso llegue a pasar algún día, pero dicen que todo llega, lo bueno, y lo malo. Lo bueno lo tengo ahora, mi sueño, mi color, pero ¿Y si se va? ¿Y si vuelve el blanco? Ya no quiero más blanco en mi vida, no quiero nada de eso, quiero estar con él, quiero él, quiero mucho. "Si quieres puedes". Ojalá, quiero, quiero poder. No quiero que Leo pierda a Beatrice, pero tengo la sensación de que, unas páginas más adelante, la va a perder. A lo mejor ni siquiera llega a hablar con ella, y la habrá perdido, o a lo mejor no, pero eso aún no lo sé. A lo mejor dentro de unos meses Dani deja de quererme, y sí, le habré tenido, pero también le pierdo. Quién sabe, ¿No?. Pero a lo mejor mi blanco no tiene sentido, y puedo cumplir mi suelo, sin blancos de por medio. Eso espero,Cambiar el dos, por el uno, cambiar el "Dani y yo" por "nosotros". Es algo que realmente deseo, con más fuerzas que todo lo que he deseado hasta el momento. Piénsalo. Solo hace dos semanas, casi tres que estamos juntos, oficialmente, pero tengo tan, tan claro que quiero que seas yo, que seas él, que seas mi otra parte, lo que me falta, pero tengo. Pongo más empeño en no perderte que en no perderme a mí. Te quiero más a ti que a mí, indudablemente. No quiero más blanco. El único blanco que quiero entre nosotros, es el de mi vestido de novia.