miércoles, 29 de febrero de 2012

Ce'st l'amour.

Parece que escribir, me sacia más que antes.
Bien. El amor. Nunca he sabido vivir sin amor, y ahora no cambiará, es decir, no sé vivir sin el amor de un chico. Se podría decir que tengo a mi lado a la persona más especial que he conocido, a quien me hace más feliz, y consigue hacer que me sienta igual de especial que él es para mí. Sabe como hacer que con una mirada me estremezca, sabe como cambiarme, como derrumbarme, y cmo hacerme fuerte. Todo eso, cuando estamos juntos, y no es que lo vea muy a menudo. Yo necesito a alguien que me dé cariño mucho más a menudo, pero no quiero a otro, lo quiero a él, pero en cariñoso. Es cimplicado, y justo aquí es cuando  llegan los problemas. Bueno, problemas, aver. Problemas para mi cabeza, para nadie más. Claro que le quiero, es decir, amor, lo que es amor, lo he sentido por un par de personas. Dos y media, hablando de amor, de "novio". Yo me entiendo, pero ese no es el problema, él sabe que le quiero a él, y que le voy a querer durante mucho más tiempo. El que sea. Vale, explico lo que ha pasado hoy, y no me enrollo más.
Hace cosa de 3 años me gustaba un chico, Me han gustado millones de chicos, algo exagerado, soy así, no preguntéis. Pues eso, me gustaba un chico. Alto, ojos azules, guapo, medio rubio, piel más bien morena... no sé, me gustaba. Dejé de hablar con él durante algo más de un año, y luego volvió a empezar a saludarme. Fue el único chico al que le dije que me gustaba, quiero decir, fui yo la que le dije que me gustaba mucho. En el momento, todos los chicos "me gustan mucho", es luego cuando me doy cuenta de si me gustaba, me atraía, o le quería. Él me atraía mucho. Perdón, me atrae. En fin. Empezó a preguntarle por mí a mi hermano, y él me daba el recado, y yo me reía, y no me lo creía, me lo tomaba a broma, como si me toase el pelo porque sabe que me gustaba, pero luego era él que me decía que había estado con mi hermano, y me creía más las cosas.
Hace 3 o 4 días, lo estubimos buscando. Eramos unos cuantos, y no supimos nada de él. Queriamos que nos acopañase a un parque, y ir todos juntos, pero no lo encontramos. Fuimos a ese parque, y estaba allí. No lo vimos cuando tendríamos que haberlo visto, pero lo vimos. Saludó a mi hermano y a su amigo, saludó a la multitud con la mano, (Yo estaba entre esa multitud) y soltó "Hola, Aida!" Vale. Sonreí. Me puse roja, y bueno, ¿Como si Adam Jeziersky supiese mi nombre? Pues lo mismo. Me sentí ridícula, no lo negaré, pero me hizo ilusión, me sentí importante. Volvimos al tren, y me quedé pensando en lo que pasó cuando llegamos al parque. Me hizo gracia, después de todo. Pasé del tema, para no seguir sintiéndome como una quinceañera. Vale, sí, más o menos, es lo que soy, pero no me gusta sentirme así. No hago nada en todo el día, así que hoy, me ha dado por ir a pasear. He estado en tiendas, en parques... y he ido a la puerta del cole de un par de amigos, para saludarles a la hora del patio. Ese chico, el último que me hizo "sentir especial", va a ese instituto. Yo estaba sentada en un banco, esperando a que salga mi amiga, que me ha avisado de que iva a la cantina, antes de salir, y ha salido él. Se me ha quedado mirando extrañado, y he bajado la cabeza mirando al movil, disimuladamente, porque me ha dado verguenza. Ha salido mi amiga, y he estado hablando. No le he vuelto a ver en unos 20 minutos, hasta que, cuando todos entraban otra vez, él se ha quedado parado, en la puerta, sin hacer nada. Incluso sus amigos habían entrado. Se me ha quedado mirando, y ésta vez no le he apartado la vista. Ha sonreido, durante varios segundos. He sonreido, intentando aguantarme, y poner la cara seria, pero no he podido. Me ha saludado con la mano, le he saludado, y ha entrado.  Me ha echo mucha gracia, sobretodo una vez volvía a casa, porque en realidad, aunque he ido a ver a mis "amigas", he ido esperando a que él me dijese algo, y he conseguido lo que quería. A partir de ahora, iré todos los martes, y los jueves.
Creo que él tiene novia, pero bueno, yo tengo a Dani, tampoco quiero casarme con él, ni que se venga a vivir conmigo, pero me gusta que me haga sentir así. Dani no es mi novio, pero es esa persona tan especial, y todas esas cosas que se suelen decir de un novio, todo, menos el nombre de "novio". Lo quiero a él, lo tengo claro, pero necesito emociones, necesito mariposas en el estómago, necesito que me sonrian, y que me digan que soy importante. Sobretodo ahora.

Reflejos y espejos.

Llevo días sintiéndome sola, apartada, inútil y confusa. Estoy comportándome como una cría mártir, pesada y cansina, todo el día diciendo que no tengo amigos, que estoy sola y que nadie me quiere. Las cosas son así. Vale, debería dejar de decirlo, pero  quiero que quede claro, que si lo digo no es para dar pena, sinó para que me tengáis como a una persona fuerte y valiente, que no tiene a quién confiar, y sigue adelante. No me gusta sentirme así, pero es lo que hay, e intento sacar lo bueno de todo ésto. Me dirás: "No estás sola, tienes a gente." Sí. Claro que tengo a gente, a gente de 4 y 5 años menos, que no entienden por lo que paso, tienen otras preocupaciones, otros hobbies, y otros placeres. Claro que los tengo, pero no puedo compartir lo que compartiría con alguien de mi edad.
Me ha pasado algo más. Estaba dando un paseo por el centro, sola, evidentemente, y me he puesto a mirar escaparates. Unas chicas me han apartado un poco Maleducadamente, y me he ido al escaparate de al lado. Había un vestido precioso, de esos de princesa, como me gustan a mí, pero eso no es lo que he visto a simple vista. Me he visto a mí. Mi reflejo, sola. Me he puesto a llorar. Estaba sintiéndome fuerte, única, especial... pero al verme sola, me he desconcentrado, y he vuelto a caer, motivo suficiente para llegar llorando a casa.
Luego, he recordado aquella vez que  discutí con mi mejor amiga, antes de perderla, en tiempos difíciles para mí por varias cosas, aunque el tema de mi mejor amiga no era el más preocupante, me afectó igualmente, y me fui a casa de mi abuela. Me puse a llorar, disimuladamente. Mi abuela no se dio cuenta, pero también estaba mi tía, y ella sí que se percató. Me apartó del comedor y fuimos a la cocina. Nos sentamos. Arranqué a llorar, ésta vez sin disimular, y de alguna manera, me hizo sentir mejor. Me preguntó qué me pasaba, yo no sabía por donde empezar, para no aburrirla ni hacerme pesada. Le dije que me sentía mal conmigo, eso era lo principal. Visto mal, estoy gorda, no sé arreglarme, ni tengo maña para tener un aspecto medianamente normal. Ella sonrió. Dejé de llorar, y me sorprendí. Me abrazó, y me dijo "No vistes mal, ni te arreglas poco, simplemente, la vida te ha enseñado que es más importante ir cómoda que aparentar, nada más." Me renegué, diciendole que, mi prima (su hija) era guapa, vestía bien, sabía potenciar sus cualidades, y estaba delgada. Lo que me dijo fue lógico. "Ella no tiene hermanos. No ha tenido una vida difícil, siempre ha tenido lo que quiso, y aún lo tiene. ¿Te piensas que si ella tubiese hermanos, hubiese tenido alguna vez un caballo?" Y volvió a reirse. A mí también me hizo gracia. Fueron menos de 5 minutos, pero me tranquilizaron durante días. Mi tía supo entenderme, cosa que también era sorprendente porque, aunque sí que está cuando se lo pido, nunca se daba cuenta de cuando estoy mal, o necesito una charla de éstas. Al final de la conversación, también me saltaron las lágrimas, pero ésta vez no fueron de rábia, ni de dolor, ni de nada de eso. Eran de ilusión.
¿Adonde quiero llegar con ésto? Bien. A veces pensamos que no valemos la pena, si más no, a mí me pasa muy a menudo. Nos sentimos inutiles. Incluso la persona más arrogante del mundo, se siente inútil alguna vez en su vida, y en realidad, todos, y digo todos, desde la persona más falsa, estúpida y repelente, hasta el más simpático, agradable y bondadoso, pasando por el más rico y despreciable, valemos para algo. Para cualquier cosa, aunque sea para hacer collares de macarrones, no importa. Algo habrá que se te da mejor que a los que te rodean. Algo que, por mucho que intenten imitar de ti, nadie va a poder superarte.

Querida Alma Gemela:

He perdido demasiado en tan poco tiempo. He mandado a tomar viento todo eso que compartimos, todo eso que dijimos, hicimos, soñamos, y a día de hoy, sigo luchando por alcanzar. Lo malo de todo esto, es que siempre he tenido, de la amistad, una visión muy distinta, y parece que no aprendo, porque sigo pensando que es imposible perderte, después de todo. Mforma de ver las cosas, es distinta a la tuya, las dos lo sabemos, desde el principio, pero al principio no nos importaba. Es como esas parejas de recién casados, que al principio ella le perdona las babitas que caen en la almohada de él, él perdona que se olvidede tirar la cadena cuando ella tiene la regla, se perdonan mutiamente los pelos en la bañera, los ronquidos... Sí, un poco brusco, peo real. Al principio lo perdonamos todo, por miedo a perder al otro, en éste caso, a la otra, pero luego, la confianza nos hace decir lo que pensamos, que cambia radicalmente. Comparo nuestra amistad con una relación de pareja, porque para mí,  la amistad, también es amor, ¿o no?
Ahora pienso, y me cuesta volver a la realidad. Veo a gente, cosas, calles, dibujos, objetos que me recuerdan a ti, porque llevan tu nombre, literal o metafóricamente.
Parece mentira, que ahora me duelan tanto esas cosas que antes nos saciaban. Y mis mayores miedos, ahora, són el llegar a pensar, que no sólo no me quieres igual, sinó que dejes de quererme. Que deje de ser alguien dentro de ti, y peor aún es saber de primera mano que está pasando.
Nos llamábamos "Almas Gemelas", y quieras que no, de un día para otro, no dejaremos de serlo. Somos el Ying y el Yang, el norte y el sud, la Cal y la Arena, el blanco y el negro, Thelma y Louise. Somos todos esos opuestos, que no pueden estar separados, y nos daremos cuenta, tarde o temprano, aunque no volvamos a ser como antes, que no me extrañaría, pero nos daremos cuenta, porque en el fondo, ya lo sabemos.
Es triste, que  al pasar todo ésto, agudicen tantas cosas en mí. También cambia mis "hobbies". Bien, no los cambia, pero quizás no tenga tantas ganas de hacer esas cosas que hacía contigo, sin ti. Todo ésto hace que esté más alerta con la gente que me rodea, hace que no me fíe de nadie. Que siga siendo la misma por fuera, pero que cambie mi manera de pensar. Cosa que, aclaro, no es buena. No lo es, porque me siento menos feliz. Preferiría, quizás, confiar en quien me dice "confía en mí", en lugar de asentir con la cabeza, y burlarme por dentro, porque eso es lo que hago, desconfiar. Muchas cosas han cambiado, en mi comportamiento, en mi forma de pensar,... en mí, generalmente.
Pienso, y pienso, y le doy vueltas, y sé que todo ha sido mu culpa, y que si no te recupero, será no es por tí, es por mí, típica frase, ¿eh? pero cierta. Quizás me arrepienta de haber sido como he sido, o no, o me arrepienta de haber echo algo que he echo, o me vengan arrebatos en los que desee con todas mis fuerzas darte un abrazo y pedirte perdón por haberme portado como una gilipollas, otras veces pienso que no tengo ninguna culpa, y que fuiste tú la que lo ha llevado todo hasta aquí, otras, pienso que las dos tenemos la culpa, pero si la vida nos ha llevado hasta aquí,  será por algo, y no quiero forzar que sea diferente, porque no creo en poder cambiar el desino. Soy de las que piensa que si una cosa es así, es así y punto, lo mires desde donde lo mires, y si intentas cambiarlo, cambiará, pero ni será lo mismo, ni durará. Las cosas pasan porque tienen que